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viernes, 19 de febrero de 2010

El relevo generacional : Lo difícil y lo importante en las PYMES familiares

Poner en marcha una PYME, consolidarla y hacerla crecer rentablemente es una tarea arduo difícil y ante la que solo los mejores triunfan.
Llevar el timón cada día, hacerla latir sin desmayo y conseguir que proporcione más satisfacciones que disgustos es aún más complicado.
La mayor parte de las veces lleva toda una vida empresarial conseguirlo.
El mercado, la competencia, las regulaciones, las fuerzas sociales, los bancos...cada uno complica un poco más el desempeño individual o compartido del propietario de una PYME.
Transcurre el tiempo y por ley de vida la madurez es el periodo en el que se culminan las cimas y llega el momento de pasar el testigo.
Mientras no se demuestre lo contrario, el amor paterno filial es el más intenso de los sentimientos humanos, probablemente en el que el desprendimiento hacia otro ser humano alcanza sus mayores cotas.
Es curioso, sin embargo, que en la mayoría de los casos en que los propietarios de las PYMES afrontan este proceso, (proceso único en toda la vida y al que se llega sin ninguna experiencia propia previa), creen que deben afrontarlo a partir de la intimidad de su familia o aún peor de su única y propia capacidad de acierto.
Tal disparate cuesta fortunas económicas y desgarros emocionales por doquier.
¿Cómo es posible que una persona que ha decidido externalizar la confección de las hojas de salario de sus trabajadores, por que cree que no sabe hacerlo, tenga la osadía de enfrentar él solo el proceso más crítico, después de la creación y puesta en marcha de su empresa, como es el del relevo generacional en su empresa?
¿Qué ceguera es la que lleva a considerar que como los hijos se llevan bien será necesariamente así siempre?
¿Cual es la capacidad objetiva que tiene para discernir o valorar cual de sus hijos y cuando, o incluso si solo tiene uno, es quién ha de llevar el timón cuando él lo ceda?
¿Porqué en lugar de aceptar la posibilidad de que ocurra da por hecho que lo que le ocurre a otros no puede acabar ocurriéndole a él?
Lo único realmente cierto es que más del 85 % de las empresas familiares pasan por dificultades más o menos serias cuando se produce un relevo generacional.
Ante esta certeza cabe preguntarse:
¿Es que el 85 % de los propietarios de PYMES o sus hijos son tan torpes como para echar piedras en su propio tejedo?
La respuesta correcta, obviamente, no es ésta.
La respuesta correcta y la solución hay que buscarla de nuevo en este "virus" egoísta que todos llevamos dentro, este "virus" que nos nos deja ver más allá de nuestras narices ante la contundente realidad de los fracasos de las PYMES en los procesos en que se afronta, o incluso a veces aún peor, no se afronta, el relevo generacional.

Ejemplos como:

E1 - "tengo un socio que tiene el 20 % del capital y yo controlo la empresa con el otro 80 %; ya he decidido que mi hijo mayor sea el administrador cuando yo me jubile y mis dos hijos están de acuerdo con ello; además, como a los dos los quiero igual, les dejaré la mitad de mis acciones a cada uno de ellos; lo tengo todo atado y bien atado"
P1 - ¿Ha pensado que en el futuro bastará con que uno de los dos hijos pacte con el otro socio y hacer dimitir al administrador y nombrar a un tercero sin que la voluntad del elegido por el empresario que trasmitió la empresa pueda evitarlo?

Nota: ¿Cuántos casos cree que han ocurrido así?

E2 - "yo como solo tengo una hija, no tengo problema de relevo: todo es para ella y para que su marido la ayude, siendo además quién ya lleva el día a día desde hace 10 años, le dejo una participación del 25 % para que esté contento y se esfuerce al máximo; además así sentirá también la empresa como suya"
R2 - ¿Ha pensado que en torno al 40 % de los matrimonios se separan? ¿Qué hará su hija con la empresa con un socio, que aunque minoritario, estará evidentemente enfrentado a ella si su matrimonio se rompe? ¿Qué puede ocurrir si el esposo de su hija, que lleva el día a día del negocio, llega a dominar tanto los entresijos como los recursos del mismo y es capaz de reproducir un modelo de negocio similar y acaba compitiendo con ella?

Nota: ¿Quiere que le cuente más casos reales?

E3 - "como mi hijo no tenía la misma capacidad que el director comercial, he nombrado a éste gerente con plenos poderes, así mi hijo irá aprendiendo de él y la empresa funcionará"
R3 - ¿Ha pensado que es lo que ocurrirá cuando el gerente esté al mando de la empresa y esté convencido de que él es quién la gestiona? ¿Cómo detectará las posibles actuaciones que a favor del gerente y en contra de los intereses de la empresa se pueden producir?

Nota: ¿Cuántos casos como éstos conoce usted?

P4 - "cuando yo no esté, ya se apañarán; a mi me tocó espabilarme cuando desde cero inicié el negocio y mis hijos deberán hacer lo mismo y así es como debe ser"
R4 - ¿Ha pensado que lo que les dejará a sus hijos no es una mesa limpia para que empiecen de cero? ¿Ha pensado todo lo que les tocará "heredar" por la discutible gestión que usted haya podido hacer sin haberles pedido opinión? ¿Ha pensado cómo y a qué deberán enfrentarse si usted falta de forma imprevista y "no ha hecho sus deberes"?

Nota: ¿Quiere que le cuente casos de empresas en que la siguiente generación ha tenido que rehacer gran parte del camino, y no cerrar por respeto a la memoria del padre, cuando lo más rentable y razonable empresarialmente hubiera sido partir de cero de nuevo, como hizo su padre en su día?

Con los ejemplos anteriores no estoy diciendo que no hay que transmitir la propiedad de la empresa a los hijos en partes iguales, ni que hay que alejar a los cónyuges con el estigma de una infidelidad cierta, ni evitar incorporar, incluso en los puestos de máxima responsabilidad en las PYMES, a profecioanles competentes, honrados y leales.
Lo que estoy diciendo es que el terreno del relevo es un terreno pantanoso, muy pantanoso, en el que ningún propietario de PYME debería adentrarse solo porque va a abordar un proyecto que nunca enfrentó en su vida (¿cuántos relevos generacionales puede enfrentar una persona?) y que tiene que hacerlo bien a la primera sin margen de error.

No sea rácano en cuanto a amplitud de miras.
En su ombligo no está la solución.
Los expertos que se dedican a plantear valioas alternativas de entre las mejores posibles pueden hacer que descanse tranquilo cada día incluso cuando ya lo haga usted en paz y para siempre.

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