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domingo, 18 de julio de 2010

Errores que se pagan muy caros en tiempos de crisis.-

Las cuatro tentaciones en las que suelen caer los empresarios en épocas de crisis son:

- no hacer nada
- aumentar la productividad o esfuerzo sobre aquello que no funciona
- bajar los precios
- hacer uno mismo en lugar de entrenarse para hacer hacer y formar a los que han de hacer y conseguir

El no hacer nada es una receta muy común en los tiempos que corren: consiste en esperar que los vientos cambien y soplen otra vez a nuestro favor; esto es terrible: perdemos la oportunidad de avanzarnos a la competencia, la competencia nos avanza ya que no se está quieta mientras nosotros no hacemos nada, eterniza la situación de crisis y, al final, cuando nos hemos arrepentido, ya es tarde

Cuando las cosas no nos van bien es que algo en nuestra empresa no ha ido del todo fino recientementemente: persistir en el error, trabajando más sobre lo que está mal, solo hace que desviarnos de la línea de acierto que se sustenta exclusivamente en el cambio acertado; poner más vendedores para recuperar las ventas, hacer más publicidad para ser más reconocidos o aumentar la productividad para fabricar un producto que el mercado no necesita son ejemplos que se repiten en las empresas en crisis.

Bajar precios para tratar de aumentar los ingresos solo suele producir más miseria y peores resultados: existe una realidad sobre los precios y es que siempre habrá alguien que podrá hacerlo algo más barato que nosostros; en estos casos la gestión del riesgo percibido por nosotros y por nuestros clientes y la relación con ellos es clave para no echar por la borda la poca (o mucha) rentabilidad que nos queda.

Si mis vendedores no venden, voy a salir yo al mercado para vender: eso no puede fallar ( mejor lo hago yo que seguro que lo haré bien, pensamos porque, entre otras razones, el ojo del amo engorda el caballo); error: mientras hacemos y dejamos de dirigir, el caos y los conflictos se apoderan de las organizaciones que acaban quebrándose a los envites de la crisis.

En lugar de eso, debe constituirse en el entrenador de las mejores capacidades de su personal son la única garantía de éxito para que el efecto multiplicador de la mejora que inspira su dedicación y esfuerzo hacia ellos acabe redundando en beneficios tangibles para la organización.

Sea el lider: así, y solo así, saldrá de la crisis.

Dejar que el mal tiempo escampe sin hacer nada, insistir en lo que ha sido causa de nuestras actuales dificultades haciendo más y más de lo mismo, entrar en guerras de precios estériles o "dejarme solo", son recetas seguras para su fracaso.

Piénselo: coopere y anticípese; lo verá más claro.