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sábado, 20 de marzo de 2010

Cuando el camino se empina: ¿Cómo salir de la crisis?

2.010 era, a juicio de los políticos interesados en ganar tiempo y de los ingenuos anestesiados ante los cantos de sirena, el año en que se atisbaría la salida cierta de la crisis.
Ha faltado el ESTO LO ARREGLAMOS ENTRE TODOS para creer que una nueva inercia nos sacaría del atolladero más pronto que tarde, como embelesados en una propaganda en que la mayoría de cada uno mira al de al lado cuando se refiere al TODOS.
Una vez más buscamos el camino fácil, el atajo, la cuesta abajo, el más de lo mismo aunque con un ligero maquillaje. Seguimos a la búsqueda del chollo y nos cuesta renunciar o hacer frente a las causas que nos han llevado hasta aquí.
Y, salvo que deseemos estar ciegos, es bueno darse cuenta de que el camino se empina.
¿Cuáles son, pues los paradigmas que nos ayudarán a salir de la crisis?
En primer lugar, enfrentando la realidad de los hechos: las cosas están como están, ni más ni menos.
El proveedor de dinero al sistema, la banca, sigue estrangulando el flujo de fondos al mercado.
Ya no es que los proyectos empresariales precisen financiación: es que los que la tienen se ven forzados a ralentizarse o hasta detenerse ya que la banca les retira la liquidez que había aportado antes sin que haya mediado razón objetiva dadas las circunstancias concretas de una situación dada.
Ante esta realidad, el frenazo inversor se agudiza, los gastos se reducen más allá de lo saludable y la endeblez de muchas PYMEs aparece en todo su fulgor: empresas muchas de las veces descapitalizadas que forman parte de un sistema endeble que además ha obviado, las más de las veces, las claves que les permitió nacer, desarrollarse y constituirse en una de las partes más importantes de la empleabilidad en nuestra economía: el esfuerzo personal, el compromiso, la resistencia y el espíritu de lucha sin fin.
Es claro que se han alcanzado cotas de bienestar inimaginables hace no muchos años pero parece evidente que a la vista de los hechos quizás hemos ido demasiado lejos ante la contundente realidad de que la “vaca no da para tanto”.
Ante este camino empinado no hay que retroceder más que para tomar nuevo impulso, pero sí que hay que revisar en donde estamos y donde vamos.
Y hay que hacerlo con la mente abierta, aprovechando al máximo las oportunidades que nuestro entorno nos ofrece, anticipando y cooperando (mal si no salimos de nuestro propio ensimismamiento y creemos que solo nosotros sabemos lo que hay que hacer para salir adelante, si bien es cierto que aunque otro lo sepa y nos lo diga nos tocará hacerlo a nosotros, pero con ayuda se hace mejor y antes).
Y, además, aún más importante, rebuscar en nuestro interior nuestra mejor capacidad de esfuerzo, de trabajar duramente, nuestro compromiso con nosotros mismos y con los que luchan a nuestro lado, nuestra resistencia ante el fracaso y saber apretar los dientes cuando el esfuerzo parece estéril y dar otro paso, y otro, y otro más…hasta salir adelante.
Solo después nos parecerá que el camino se hace más llevadero y con nuestras capacidades reforzadas, iniciaremos una nueva andadura más fértil.
Quizás en 2.011……

2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo. Por sumar, sólo añadiria una pizca de "sentido común".
    Pere

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  2. De acuerdo con el comentario en cuanto al sentido común. El problema es: ¿ qué sentido común? ¿ el tuyo?, ¿ el mío ? ¿ el de los gobernantes ? , ¿ el del banquero ? , ¿ el del emprendedor ' , ¿ el del timorato ? , ¿ el de la esposa del empresario ? .....

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